Enviado por admin el Lun, 23/03/2015 - 22:04
Mucho se ha hablado de seguridad, hackers, robos millonarios, contraseñas y redes visibles e invisibles, pero casi nunca nos preocupamos de la privacidad de nuestras comunicaciones, esto es un fenómeno que puedo dividir en dos “sub-fenómenos” el primero, eres un usuario común y corriente que entra a su perfil de Facebook, comenta un par de publicaciones de sus amigos, vas a Twitter, subes una imagen graciosa y un par de tuits, enseguida abres Word y terminas el ensayo que tenías pendiente, como ya has terminado la tarea, abres Youtube y ves un par de videos para relajarte ¿Quién querría interceptar tus comunicaciones? En primera porque todo lo que has publicado en las redes sociales está más o menos accesible y público, en segunda porque no has publicado la fórmula secreta de Coca-Cola o algún código de lanzamiento de un misil nuclear, visto de este modo, tus necesidades de privacidad son bajas y al no requerir mejorar ese nivel de privacidad, ni siquiera te planteas que dicho tema sea un riesgo.
En el segundo caso, eres un usuario más técnico que se dedica al pentesting o a algo parecido, varias veces has usado Google ‘dorks’ para pasar un poco la línea y conocer algo más que los demás usuarios, evidentemente tu tráfico es muy diferente al del primer usuario, aunque también visites Twitter, Facebook y Youtube periódicamente, tienes ciertas actividades que requieren de un nivel de privacidad mayor, pero claro, has tomado precauciones y has estudiado los vacíos legales a los que un abogado competente podría echar mano en caso de alguna ‘eventualidad’ así que ¿Por qué ser paranoico y elevar el nivel de privacidad? Sin contar que toda tu actividad (blanca, gris o negra) se desenvuelve en la “web normal”.
¿Qué es la deep web?
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